ME DESPERTÉ |
Me desperté cansado sin que me pudiera dormir, o ver al llegar de la mañana. Se escondía la luna al otro lado de la cortina, adonde el día poco a poco quitaba de la noche el grito lechuzero quebrando la serenidad... Tampoco el primer café me permitió acceptar nuevos sonidos, mientras cuervos madrugones buscaban restos mortales, que gatos incapazes, rebeldes en la domesticidad, nocturnamente dejaban, como si fueron ellos libres a pesar de sus dueños... Ni a través de la pelea contra arrugas nacidas en el dormir pudieron ojos abiertos dejar la luz penetrar el oscuro de mi soledad... Televisor ligado. Notícias adonde quien no parecía haberse dormido sonría entre imágenes adonde una vez vendida la mercancía, el trágico regrasaba al normal, todo bien - como de costumbre... En la cocina agua hirviendo en la cafetera, cuatro paredes, dos sillas, un sillón, una mesa... esperando el segundo café que apuntaba a la muerte de la soledad. Aunque: En mi alma tu voz distante me llamaba, mientras la suavidad de su fuerza me llevaba a tu cama, sin que pies pudieran sentir el piso. Luego me acariciaste, abrigando mi cuerpo con tu calor. Me dormí entonces, cuando lágrimas de alegría me limpiaban los ojos para que Yo pudiera verte mejor al escuchar tus palabras de amor, vivir tiempos antíguos, de vidas distantes duplicadas en sueños... Hasta que, entre estrellas ya invisibles, Me desperté alegre en el recuerdo de tus brazos - cuando la mañana, nacido parada, sonría al presenciar nuestra felicidad. Manuel L. Ponte, St. Louis, Missouri - 14 de Agosto, 1994 |